Existen incontables diseños para guardar botellas de vino. Pero no todos sirven para ser ubicados en un sitio particular de medidas reducidas. Aparte de cumplir con la función de albergar los envases buscamos una estética neutral fácilmente integrable en diferentes arquitecturas.
La entrada de un bajo adquiere especial protagonismo. En este caso siendo ella la única entrada de luz natural aparte del patio, quisimos concederle la máxima transparencia respeto a la superficie acristalada. La reja asume la función de seguridad y sus planos verticales girados dejan pasar la luz que a la vez crean cierta privacidad. Desde la distancia limitan la vista y el conjunto posee un aspecto artesanal que concuerda con la época del edificio. Le confiere una identidad propia, bien integrada.
Contemplación, sosiego, reposo, tres estados de ánimo encuentran en la madera el mejor aliado. El tacto de esta materia orgánica como las propiedades que representa, sinónimo de eternidad y testimonio del ciclo vital, la califican como mejor opción para la función requerida.
La sala es de una agencia asiática, cuya particularidad cultural se refleja en la silueta del mueble que remite ligeramente a un portal de una pagoda.
La liviandad de las estructuras siempre constituye un objetivo dominante, a veces en detrimento de la estabilidad de un diseño. Pero con las dificultades uno adquiere habilidades. Aquí el carácter tosco y crudo de los tablones es contrarrestado por el aspecto liviano de los soportes, elevando el conjunto como si estuviera flotando.