Las intervenciones en espacios nuevos, de reciente construcción, siempre representan un interesante reto. Nos encontramos con un contenedor impersonal pero de determinado estilo, tratando de impregnarle algo sentimental, crear un lazo que conecte con nuestro espirito en coherencia con la arquitectura existente.
El lenguaje formal del mueble se basa en las formas geométricas y los materiales empleados en la construcción encontrada, añadiéndole una vertiente poética, con solo alterar la distribución de los elementos, siguiendo un patrón inspirado en los movimientos de nubes y de las aguas fluviales.